Cuando hablamos del problema del aborto, embarazos malogrados y alumbramiento de niños muertos, uno de los principios básicos que hay que considerar es que los niños tienen que ser recibidos con amor. Una de las formas en que aceptamos y amamos a un niño es dándole un nombre. Esto le da un sentido de pertenencia y un lugar real en la familia.
El Señor nos dice en la escritura que nos ha conocido desde el principio y nos ha formado con amor para un propósito especial.
«Pues tú, Señor, formaste mis entrañas, me tejiste del seno de mi madre. Te doy gracias por tantas maravillas que tú has ejecutado; en efecto, admirable son tus obras y mi alma bien lo sabe. Mis huesos no escapaban a tu vista cuando yo era formado en el secreto, o cuando era bordado en las profundidades de la Tierra.” ( Sal. 139:13-15)
«Poniendo nombre a los niños» reflexiones del padre Hampsch: “ Está claro que Dios sabe y ve cada aspecto de la criatura en el útero: «Antes de formarte en el seno de tu madre ya te conocía» ( Jer.1:5) Sin embargo, él desea que nosotros le presentemos todos nuestros hijos, vivos o muertos: los que fueron abortados, nacieron muertos, o embarazos malogrados.
Tenemos que cumplir una misión asegurándonos la unión de estos niños Con Dios de la manera más plena: «Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan, porque el reino de Dios pertenece a los que son como ellos» ( Lc.18: 16). Niños que han sido malogrados, abortados, nacidos muertos o que solo viven unas horas, generalmente no se les da un nombre y en consecuencia pueden sentirse apartados de la sociedad, porque colocar un nombre tiene mucho que ver con la afinidad que se tenga con la familia propia y, en general, con la familia humana. Es importante en el programa de sanación de la familia para «no entorpecerles» dar un nombre a esos niños difuntos… El dejar de asignar un nombre a una criatura es una falta de respeto hacia su dignidad humana…».
Liberando culpabilidad: para la mujer que ha tenido un aborto, una de las áreas que mayor sanación necesita es la del sentido de culpabilidad. Abortar viola el principio primario de la ley: no matarás. Nadie nos tiene que enseñar que matar está mal, todo el mundo lo sabe intuitivamente. Podemos intentar racionamientos, pero la mente inconsciente no acepta los racionamientos y sabe que está mal.
Así que siempre habrá un conflicto. La mente consciente tiene que ponerse de acuerdo con el inconsciente. El acuerdo viene cuando la persona puede decir «entre comillas «he pecado. Estaba equivocada, lo siento». El arrepentimiento trae armonía entre el interior y el exterior de la persona, y se abre la puerta a la sanación.
Por experiencia sabemos que una mujer que ha tenido un aborto necesita sanación interior, sanación en perdón y también liberación probablemente un espíritu de culpabilidad.
«Vuelvan a mí con todo corazón… Vuelve a yahvé tu Dios, porque Él es bondadoso y compasivo… » ( Jl. 2:12,13).
Algunos pasos de sanación: quizás conoces a alguien que haya tenido un aborto. A lo mejor puedes compartir con ellas tus pasos de sanación:
- 1. Imagina El bebé muerto en presencia de Jesús.
- 2. Imagina a Jesús abrazando a la criatura.
- 3. Imagina a Jesús abrazándote.
- 4. Pregunta al Señor el sexo de la criatura.
- 5. Da nombre al niño.
- 6. Pide al niño que te perdone por el aborto a través de Jesús.
- 7. Pide al Señor que te perdone por el aborto.
- 8. Perdónate a ti mismo.
- 9. Recibe el perdón de Dios.
- 10. Dale tu amor al niño.
- 11. Imagina El Señor Jesús tomando la espada de oro y cortando cualquier asociación negativa con el niño.
- 12. Imagina como el niño es llevado con el señor. Quizás también quieras que la Virgen santísima venga y de su amor maternal a la criatura.
Esperanza y Sanación: Oraciones por los Niños No Nacidos, abortados y sus familias.
Oración a las Santísima Virgen por los niños abortados.
¡Oh María, Madre de Jesús!, a ti que se te confió ser la Madre del Hijo único de Dios,
Nuestro Salvador, gracias a tu obediente consentimiento a la Voluntad de Dios, y que
así te has convertido para todos los pueblos de todos los tiempos en el modelo de la
fe y del amor maternal: toma en tus brazos de Madre a todos los niños que perecen
víctimas del aborto, a fin de que puedan recibir eternamente la consolación del amor de una madre. Que pueda tu ejemplo e intercesión abrir los corazones de todos los que rechazan a Dios y a sus santas leyes, reconfortar a todos los que sufren
remordimientos por culpa de un aborto, y restaurar la esperanza en Cristo para todas
estas madres y estos padres que se han arrepentido y lloran la perdida de sus hijos.
Amén.
Oración de arrepentimiento y perdón por un aborto
Amado Padre Celestial, me presento ante ti con un corazón contrito y arrepentido. Reconozco mi error y la decisión equivocada que tomé al permitir el aborto. Te pido perdón por haber negado la vida a aquel ser que llevaba en mi vientre y no permitirle ser amado, conocer una familia y cumplir tu propósito. He faltado a tu Santa Voluntad.
Señor, siento un profundo dolor y tristeza por la vida que fue interrumpida. Me arrepiento sinceramente y te suplico que me perdones por haber transgredido tus mandamientos y haber desconocido tu infinito amor dejándome invadir por sentimientos opuestos a tu Voluntad.
Te pido, Dios misericordioso, que recibas a mi hijo o hija en tus brazos y lo acojas en tu amor infinito. Concédeme la gracia de saber que ese ser querido está ahora en tu presencia y que desde el cielo me bendice con su amor.
Ayúdame, Señor, a sanar las heridas emocionales y espirituales que este acto ha dejado en mi corazón. Te ruego que derrames tu consuelo y paz en mi alma para que pueda encontrar el perdón y la sanación que solo tú puedes dar.
En este momento, quiero realizar una reparación por mi pecado y por el pecado de haber negado la vida a mi hijo o hija. Acepto con amor cualquier penitencia que tú, Padre, me pidas llevar a cabo para reparar este pecado.
Envíame tu Espíritu Santo para conocer el sexo de mi hijo o hija y de esta manera bautizarlo espiritualmente con el nombre que Tu dispongas para que esta alma pura disfrute de la visión beatífica de TU PRESENCIA y junto con los santos entre en el Reino de los Cielos para disfrutar de la vida eterna.
María, Madre de la Misericordia, te pido que intercedas por mí ante tu Hijo, Jesucristo. Llévale mis lágrimas y las lágrima silenciosas de mi hijo o hija y mi dolor, y presta tu ternura y compasión a este corazón afligido.
Señor, confío en tu amor y en tu perdón. Permíteme vivir una vida en concordancia con tu santa voluntad, defendiendo la vida en todas sus etapas y manifestando tu amor y misericordia a los demás.
Te lo pido en el nombre de Jesús, nuestro Salvador. Amén.
Rito para el bautismo espiritual
Los hermanos Linn ( carismáticos católicos jesuitas) nos ofrecen una especie de rito para el bautismo espiritual:
“Lee San Marcos 10,13-16, donde Jesús pide que los niños vayan a Él. Cierra los ojos y respira profundamente. Recuerda un momento en tu vida, cuando te sentiste especialmente amado, un momento, cuando supiste cuánto te ama Dios. Respira dentro de ti mismo ese amor otra vez. Ahora piensa en el bebé que has perdido. Ponte en contacto con tus sentimientos hacia ese bebé (por ejemplo, amor, tristeza, deseo, dolor, culpa, etc.).
Comparte amor y perdón con el bebé. Ve a Jesús y María delante de ti. Ve cómo ellos tienen a tu bebé en sus brazos y te lo ofrecen. Abre tus brazos y recíbelo. Dile al bebé todo lo que has estado guardando en tu corazón hacia él. Escucha cómo tu bebé quiere contestarte y escucha todo lo que él ha guardado en su corazón hacia ti. Durante los próximos minutos, di y haz con tu bebé todo lo que quieras.
Con Jesús y con el bebé, perdona a cualquier otra persona que pudo haber lastimado al bebé (médicos, otros parientes, etc.), cualquiera que, aún sin saberlo, no cuidó de esta nueva vida. Quizás tú u otra persona todavía sienten rabia hacia Dios por haberles enviado al bebé en una época no deseada, o por quitárselo. En este caso, “perdona” a Dios también.
Bautízalo. Ve de qué sexo es el bebé y pídele que te diga qué nombre quiere él. Con Jesús, bautízalo simbólicamente con ese nombre, pidiendo que Jesús lo lave y expulse cualquier dolor u oscuridad que el bebé tenga. Haz el signo de la cruz en la frente del bebé, y di con Jesús: Yo te bautizo N.N. en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Siente cómo el agua lo limpia y renueva.
Entrega al bebé a Jesús y María. Pídeles a Jesús y al bebé que te muestren cómo tú y el bebé pueden continuar amándose mutuamente a través de Jesús. ¿Cómo quieres que el bebé ore por ti y tu familia? ¿Cómo quiere tu bebé que ores por él? Cuando estés listo, pon el bebé en brazos de María y de Jesús. Invítalos a todos a que entren en la luz de tu corazón. Aspira ese gran amor que hay en tu corazón y deja que recorra todo tu cuerpo.
Los católicos, que han estado involucrados en un aborto provocado, deben acudir al sacramento de la confesión… y mandar celebrar una misa por el bebé”.