Evangelio de San Mateo 13, 44-46:
«El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»
«También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas,
y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
Palabra del Señor
Con el Señor hemos venido leyendo algunas parábolas casi todas ellas del campo, provenientes de este mundo del agricultor; pero hoy encontramos un cambio y aparecen dos parábolas tomadas de los negocios del mundo comercial, y cuáles son: un hombre encuentra un tesoro, puede significar una gran riqueza, pero también puede significar la ley para el mundo de Israel; la ley era el gran tesoro para los israelitas.
Ya para los cristianos, la gran ley, el gran tesoro es el mandato del amor, y Jesús nos dice, que si encontramos eso pues somos felices, somos dichosos y podemos empezar a caminar por unas sendas que se llaman El Reino de los Cielos que le brinda una dinámica, un proyecto y justicia a todas nuestras realizaciones.
Pero además de eso aparece este comerciante en perlas, era un profesional que conocía su negocio y encuentra hoy una gran perla; una perla de extraordinario valor que le permite dejar todo lo que tenía. El Evangelio para nosotros es la gran perla, que nos invita a la conversión, a renunciar al mal, que es todo aquello que se opone al proyecto de Dios; para adherirnos a un proceso de justicia, de fraternidad y ante todo de anuncio que por dónde pasemos se conozca la experiencia misericordiosa del Padre Celestial ahí está la identidad y en eso consiste nuestra fidelidad al Señor.
Soy el Padre Gonzalo Gómez y los invito a que durante este día obremos conforme a las enseñanzas de la palabra del señor bendiciones para todos.