Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que, arrodillándose ante él, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua.
Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle.»
Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!
Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento.
Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?
Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: «Desplázate de aquí allá», y se desplazará, y nada os será imposible.»
Palabra del Señor
Reflexión por el Padre Gonzalo Gómez / sacerdote eudista CJM
En esta ocasión el evangelio nos presenta la plena angustia y el profundo dolor de un padre por la enfermedad de su hijo.
En público confiesa su fe en el Señor no con palabras y definiciones, sino mediante acciones y ruegos por ejemplo: se postró ante Él y le dijo Señor ten misericordia de mi hijo antes de acudir a Jesús. Ya que el hombre había agotado todos sus recursos, buscando en primer lugar las soluciones los discípulos del Señor, pero debido a la poca fe de ellos, como exhorta Jesús, aquel hombre no podía encontrar la solución a su problema familiar, el discipulado no consiste en la acumulación de información y en la repetición de doctrinas como la desarrollaban los rabinos de aquella época, sino que la tarea del discípulo en unión y fidelidad al maestro es acercar al hombre a Dios.
Pidamos hoy al Señor que esa sea la actitud y que la vivamos a lo largo de la jornada y siempre en nuestra vida.
Soy el padre Gonzalo Gómez bendición para todos